Que un plan de capacitación en idiomas tenga éxito será distinto para cada organización y dependerá del objetivo del por qué se planteó; este podría variar entre varias posibilidades, desde acortar la brecha de manejo del inglés entre las personas de la compañía, mejorar el compromiso de los colaboradores, aumentar las ventas de las áreas, la satisfacción de los clientes o incluso el crecimiento o expansión del negocio.
Esto representa un desafío para los equipos de las áreas de Recursos Humanos y Formación y Desarrollo, pero es una tarea recurrente y decisiva que permitirá, no solo cumplir con metas o KPI’s, sino también ir desarrollando habilidades y competencias en las personas que están implementado el plan y en aquellas que adquieren el conocimiento.
Un hecho para las compañías es que el inglés es el idioma de la innovación, y por ello, medir y comparar el impacto pre y post de la implementación de una formación en idiomas se ha convertido en un tema fundamental.
¿Qué hacen las empresas para medir el impacto?
El modelo más conocido por las organizaciones fue el que creó Donald Kirckpatrick —profesor emérito de la Universidad de Wisconsin de Estados Unidos y ex presidente de la Sociedad Estadounidense de Capacitación y Desarrollo— donde hace mención a cuatro niveles que permiten obtener información sobre los aspectos de la formación implementada.
Inspírate en estos cuatros niveles y comienza a evaluar tu plan de idiomas:
Nivel 1: La reacción
En esta etapa se mide el nivel de satisfacción una vez implementado el curso. Las reacciones iniciales de tus colaboradores son fundamentales para saber qué funciona y qué no. Por eso, entender cómo los trabajadores perciben la capacitación te dará una idea de: ¿La formación fue entregada a tiempo? ¿La calidad del curso era lo esperado? ¿Los profesores se conectan con las personas?
Acá la medición a través de una encuesta y la obtención de métricas como la tasa de participación, tiempo dedicado a la capacitación es un material útil que también ayuda a evaluar en este primer nivel.
Nivel 2: El aprendizaje
En esta etapa se evalúa el contenido adquirido de la formación y permitirá responder cómo se está generando el aprendizaje. Comprende una variedad de métodos para su evaluación, desde el uso de un grupo de control para comparar diferencias previas y posteriores del conocimiento, observaciones más puntuales entre compañeros y profesores, o evaluaciones basadas en las habilidades nuevas.
Las plataformas de LMS (espacios virtuales de aprendizaje), permiten para las áreas de Desarrollo y Formación ir con pinza a detalle seleccionando la información necesaria para implementar mejoras en sus equipos.
Alguno de los datos que se pueden recopilar para optimizar los planes de formación en idiomas son:
- Número de colaboradores que ingresan a la plataforma (identificar brechas durante el tiempo que dura el programa).
- Tiempo de exposición en la plataforma.
- En qué momento del día ingresan.
- Desde cuáles dispositivos se conectan.
La clave de contar con dicha información es poder transformar esa métrica en acciones o mejoras que contribuyan con el crecimiento profesional y personal de los colaboradores.
Nivel 3: Aplicación del conocimiento
¿Tus colaboradores están aplicando lo aprendido? Responder a esa pregunta es el objetivo principal de este nivel de evaluación de un plan de idiomas en una organización. Medirlo representa desafíos interesantes, ya que requiere de un seguimiento más minucioso y de mucha planificación.
Recuerda que el conocimiento adquirido no es aplicado de inmediato. Los colaboradores también necesitan de un tiempo para generar confianza en sí mismos y poner en práctica las nuevas competencias y habilidades comunicacionales.
Aquí los métodos para la evaluación varían desde entrevistas con la jefatura directa del colaborador, con pares dentro de la organización, aumento en el desempeño y de los resultados del área, encuestas de satisfacción a clientes y recomendación de marca, aumento en las ventas, entre otros.
Nivel 4: El impacto que se genera
Para este último nivel se busca evaluar el impacto general en la organización. ¿La inversión del plan de idiomas implementado logró su objetivo? Si bien las condiciones culturales de una compañía también influyen en la motivación y el éxito de un plan de idiomas, la eficacia de la formación debe evaluarse en función de la calidad, el coste y el tiempo que requirió desde el día uno.
Es una evaluación a largo plazo influenciada por los niveles previos de medición y observación continua.
¿Qué otros factores complementan la medición?
Se habla de que un adulto que no habla inglés como primera lengua necesitará al menos 600 horas de formación de alta calidad. Aprender un nuevo idioma o mejorarlo, dependerá de varios factores como el nivel actual de inglés, qué tanto la persona practica, la facilidad individual para aprender el idioma, entre otros.
Por lo anterior, es primordial el apoyo y seguimiento de las áreas de Recursos Humanos y de Formación y Desarrollo para incentivar y motivar el aprendizaje en los equipos. Finalizar un plan de idiomas con una evaluación internacional como el Linguaskill o TOEIC le otorga un nivel de compromiso mayor al colaborador.
El impacto en la organización se evidenciará naturalmente cuando las personas que están dominando el idioma se sienten empoderadas con sus roles y funciones. Recuerda que cuantas más competencias tengan los colaboradores dentro de una empresa, más valor añadirán a tu organización.
Si este contenido llamó tu atención y te interesa implementar un plan de idiomas en tu empresa, en este link puedes encontrar más información de nuestra experiencia desde Bridge English apoyando y capacitando a organizaciones en la enseñanza del inglés por medio de competencias.